Querer decir más de los que se dice.

 Querer decir más de lo que se dice.



El filósofo H. P. Grice realizó un estudio sobre cómo utiliza la gente el lenguaje para comunicar más de lo que dice. Aseguraba que todas las conversaciones se rigen según cuatro máximas:

    1) Cantidad: no dar una información excesiva ni escasa;
    2) Calidad: no decir lo que es falso o dudoso;
    3) Relación: atenerse a lo relevante;
    4) Maneras: no ser oscuro, ambiguo o prolijo.

    Estas reglas se pueden romper de cuatro maneras:

    a) violando una regla, por ejemplo mintiendo;
    b) decidiendo no adoptar una regla, por ejemplo diciendo que no se está en posición de proporcionar más información;
    c) enfrentándose a un conflicto entre dos reglas, como cuando no se puede dar información suficiente para ser útil sin decir cosas de las que no se está seguro;
    d) incumpliendo una regla de forma ostensible.

    Un ejemplo famoso de incumplimiento de una regla se refiere a un profesor de filosofía al que una empresa le pidió que diera referencias de uno de sus alumnos. Se limitó a escribir: "Tiene una caligrafía muy bonita." El empresario supondría que el profesor había omitido mencionar las capacidades intelectuales del alumno con el fin de no tener que decir algo negativo sobre él, de modo que daba referencias sin proferir ninguna palabra desagradable. Ahí una prueba que en la praxis, todo esquema filosófico, como el del citado Grice, nos compromete y resulta poco o nada útil.

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